Antes de hablar sobre La razón de estar contigo, considero pertinente decir que no me referiré a las acusaciones sobre maltrato animal que se han hecho hacia esta película. Hablaré, como siempre lo he hecho, desde mi punto de vista y sobre la película en sí. Durante años ha habido situaciones difíciles en las películas, han muerto muchas personas en sus grabaciones, y no se ha generado el impacto mediático que está teniendo esta película.
A pesar de que me gustan mucho, nunca he tenido un perro como mascota. No sólo porque no haya espacio en el lugar en el que vivo, además me parece algo cruel tenerlos confinados en un espacio reducido de cuatro paredes, cuando lo cierto es que deberían estar en la calle, gozando, a su manera, de ser un perro.
Sin embargo, siempre hay historias que, al terminar de leerlas o verlas, te dejan con ganas de romper esos principios éticos con los que riges tu vida, y quieras salir a comprar un cachorro en cuanto terminas de verla o leerla.
Algo así es lo que pasa con la nueva película de Lasse Hallström, La razón de estar contigo, que nos cuenta la historia de un perro (Bailey, en principio), que es llevado a casa de Ethan, cuando ambos son pequeños. Pasan los años, y estos se hacen inseparables, hasta que la edad y las circunstancias los obligan a separarse. Bailey, sumido en la depresión por la ausencia de su amo, muere unos meses después.
Posteriormente, el alma de nuestro amigo canino entra a otro cachorro, que en esta ocasión es el fiel compañero de un policía en Chicago. Tras una persecución para salvar a una niña secuestrada, el delincuente le dispara al perro, que finalmente muere.
Afortunadamente la historia no acaba ahí; y es que su alma vuelve a entrar a otro cachorro. En esta ocasión, un perro que acompaña a una muchacha solterona que cree que nunca se va a enamorar; sin embargo, las coincidencias de la vida hacen que termine por casarse con quien menos esperaba. Y tras hacer feliz a su dueña, el perro muere.
Finalmente, la historia nos lleva a ver una nueva vida de Bailey (quien a lo largo de sus distintas vidas cambia de nombre, evidentemente). En esta ocasión es llevado a una casa en la que no lo quieren, y lo tienen más bien por lástima, aunque en el jardín de su casa, sin importar si llueve, cae nieve o hace un calor infernal. Un día la familia es obligada a dejar su hogar, por lo que el perro queda desamparado, lo que hace que tenga que buscar un nuevo hogar.
Durante su búsqueda por un nuevo hogar, Bailey regresa al rancho de su primera vida, donde se reencuentra con un Ethan sumido en la depresión, pero que, al reencontrarse con su primera mascota, recupera las ganas de vivir.
Yo sé que la descripción fue larga y, probablemente, algo enredosa; pero la película no es así en realidad. Se trata de una cinta muy entretenida, narrada desde la visión del perro, lo que provoca escenas que nos obligan a pensar hasta qué punto tenemos costumbres absurdas.
La razón de estar contigo es una película que amarán los amantes de las mascotas, los niños, los adultos, y que hará que aquellos que piensan en comprar un perro, lo hagan tan pronto como se acabe el filme.
Definitivamente, una muy buena opción para ir a ver en uno de esos días en que sentimos que nuestra vida no tiene sentido, que nadie nos quiere, o que no vale la pena vivir.
La razón de estar contigo es una película dirigida por Lasse Hallström, escrita por Cathryn Michon, basada en la novela de W. Bruce Cameron. Cuenta con las actuaciones de Britt Robertson, Dennis Quaid, Peggy Lipton, Josh Gad y K.J. Apa. La música es de Rachel Portman. Tiene una duración de 120 minutos.
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